Diagnóstico
El diagnóstico de la PTI es un
procedimiento de exclusión; no hay un examen estandarizado para el diagnóstico.
Por lo general el diagnóstico se hace basado en el historial médico del
paciente, la exploración física, un hemograma o recuento sanguíneo completo
(RSC) y un examen del frotis sanguíneo.
El historial
médico y la exploración física son utilizados para caracterizar
el tipo, la severidad y la duración de los sangrados. En algunos casos es necesario hacer estudios
adicionales para poder excluir las causas más comunes de la
PTI secundaria (p. ej. hepatitis C, lupus eritematoso sistémico,
virus de la inmunodeficiencia humana [VIH], etc.).
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